jueves, 1 de diciembre de 2016

Inflación, Ley y Cambio Social

Josué A Quijada B

Ha llegado Diciembre,  y con él las festividades navideñas,  durante estos días generalmente los centros comerciales empiezan a llenarse por la afluencia de las personas que buscan adquirir los obsequios para sus seres queridos y amigos,  todo esto,  sin importar la situación económica,  pues el afecto hacia estos amerita el esfuerzo,  eso es parte de las características que hacen el ser venezolano algo especial.  Por otro lado también comienzan las reuniones y fiestas donde nunca falta el tema económico,  la inflación,  lo suficientemente fuerte como para quejarnos pero no tanto como para detener el frenesí navideño,   es tópico acostumbrado,  sin embargo,   desde aquí,  proponemos un tópico diferente de conversación,  un tema de Derecho y que por tanto nos atañe a todos,  lo queramos o no.  Hablemos de la Inflación legislativa.
Para aquellos que no manejan el Derecho este concepto puede sonar novedoso,  pero en realidad no lo es,  es un término que ya la doctrina a nivel internacional ha venido manejando,  en principio,   muy parecido al término económico.  La inflación legislativa,  es la producción en masa de leyes sin valor,  sin técnica legislativa y carente de armonía con el sistema jurídico, básicamente leyes inorgánicas, así como cuando se habla del dinero sin respaldo que produce el desbalance económico que genera la Inflación.
¿Cuántas leyes existen en Venezuela?;  ¿Cuántas nacen del poder facultado para legislar? Y en particular,  entre 2015 y  2016; ¿cuántos Decretos Ley el Legislador habilitado ha promulgado? Podríamos hacer un conteo formal separándolas por categorías,  pero es más fácil resumirlo con una palabra: MUCHAS.  Esto se debe a una concepción equivocada del concepto de lo que debe ser una Ley,  uno de los tantos pecados del Estado,  que ha venido arrastrando desde que nos consolidamos como país democrático,  pero que vemos más claramente en este momento histórico.  Una de las consecuencias más terribles de la inflación legislativa es el desapego que en el común de los ciudadanos causa esta cascada normativa,  que paradójicamente termina causando el efecto contrario al deseado,  la otra consecuencia es la incertidumbre entre qué ley aplicar y cual no debido a la mala publicidad hecha por los entes y órganos públicos de que ley deroga cual y  por último la desmotivación del ciudadano responsable en mantenerse apegado a esta cambiante ordenamiento jurídico,  mas no del irresponsable que se especializa en sortearlo.  En este sentido  el efecto en la Seguridad Jurídica es obvio,  debido a la  falta de claridad y coherencia del sistema legal.
En la Sociología Jurídica,  se ha discutido mucho sobre el Derecho como elemento inadvertido de cambio social,  pero más interesante aun es la discusión del Derecho como instrumento deliberado para este cambio.  La sociedad normalmente se mueve a una velocidad mayor que la del Derecho,  sin embargo en pro del principio constitucional de Seguridad Jurídica el Derecho frena este tren desbocado,  sin embargo cuando pasa lo contrario,  cuando es el Derecho el que se mueve,  arrastra a la sociedad junto con él.  Por supuesto,  la pregunta en nuestro caso específico es,  ¿qué tipo de cambio puede generar un bloque de leyes que no guarda relación con la Constitución?  Causa un poco de miedo pensarlo,   aunque tal vez solo sea lo que hemos mencionado con anterioridad,  desapego por la Ley y que no dista mucho de lo que vivimos.
Necesariamente para poder soportar esta crisis normativa,  debemos hacer todos,  un ejercicio de conciencia,  se trata solamente de entender el espíritu y propósito de la Ley.  El estado debe entender  que ésta  no es un instrumento de control,  es un instrumento de regulación de ejercicio de las libertades,  y que debe hacerse para el hombre justo y cumplidor del Derecho,  no desde la lógica de que todos quieren romperla,  pues estas leyes super-estrictas generan más incumplimiento que otra cosa.  Por otra parte la Población debe entender que la Ley es algo de todos los días que forma parte de nuestra vida que no es una jaula,  sino el medio que nos permite a todos poder ser llamados ciudadanos,  aprovechemos estas festividades para conversarlo con nuestros seres queridos  e internalizarlo y crear un cambio de pensamiento.  Ese cambio de pensamiento de autoridades y población sería el mejor regalo navideño que podríamos esperar pues sería la verdadera paz.  Feliz Navidad a todos.



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