domingo, 2 de octubre de 2016

Arco minero, símbolo de la lucha por el poder

Josué Quijada

El Arco Minero del Orinoco,  es una extensión de terreno de alrededor de  111.843,70 kilómetros cuadrados rica en oro,  en diamantes, hierro, bauxita y coltán (Este último llamado Oro Azul), ubicada en el estado Bolívar.  El proyecto de explotación de esta zona  no es precisamente nuevo,  ya que desde el año 2007  se ha venido contemplando su ejecución.
Hoy en día este proyecto es retomado en el marco de la activación de los motores que buscan reavivar  nuestra golpeada economía, de ahí que en fecha 24 de febrero de 2016,  en  Gaceta Oficial   Número  40.855,  Decreto 2.248; se crea la "Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco".  Pero el arco minero es algo más,  es un símbolo y al mismo tiempo una herramienta,  para la lucha política por el Poder. 
El Poder,  junto al amor son  las  fuerzas que mueven al mundo,  haciéndolo avanzar o retroceder en su evolución,  por la cual se han librado guerras,  se han perdido vidas,  pero también se han libertado naciones y se han derrumbado  imperios.  Bien sea el de las armas o el de las ideas,  el Poder requiere control,  pues la ambición del ser humano,  que no tiene límites,  puede hacer un uso abusivo y destructivo de éste.  El mundo no ha cambiado,  todo se trata de una lucha por el  Poder,  en nuestro caso particular por el poder político.

En fecha 2 de septiembre de 2016,  la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia dicta pronunciamiento  sobre una solicitud hecha por el Ejecutivo Nacional,  basado en el artículo 214 de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela,  para que emitiera su interpretación sobre la Ley de Reforma Parcial del Decreto Nº 2165 con Rango Valor y Fuerza de Ley Orgánica que Reserva al Estado las Actividades de Exploración y Explotación de Oro,  así como las Conexas y Auxiliares a estas. 
En la decisión, la Sala  concluye,  de acuerdo a la lógica constitucional,  que la reforma hecha por la Asamblea Nacional,  carece de vigencia y eficacia jurídica por haberse llevado a cabo en desacato con decisiones provenientes de la Sala Electoral del máximo tribunal,  ese desacato se manifestó en proceder a la juramentación e incorporación de ciudadanos como diputados,  en contravención con el mandato expreso de la Sala antes mencionada.  Lo que a la luz de la interpretación de la Sala Constitucional,  es un desacato.  Debemos dejar de ser ingenuos y verlo como lo que en realidad fue,  una táctica para obtener Poder,  pues de la reforma hecha podemos observar,  como el protagonismo lo lleva la Asamblea Nacional.  En ese mismo orden de ideas podemos ver como el Ejecutivo Nacional al crear este proyecto solo busca tratar de dar una solución al problema económico existente para mantener la cuota de Poder que aún posee,  sin importar lo que podría ser un posible crimen ecológico,  por la explotación del ecosistema,  la biodiversidad y la movilización de pueblos originarios a otros asentamientos.  Es una materia sumamente importante que amerita un amplio debate y consulta a la ciudadanía,  que aunque sabemos que hoy en día está más preocupada por la obtención de alimentos y  medicinas, debe   también   avocarse a este tema.  Pues en realidad,  el Poder nos pertenece a todos los ciudadanos, por ser originario. 
Igualmente,  podemos ver como a fines de atraer a posibles inversionistas se ofrece flexibilización de normas laborales así como también,  de la aplicación de normas tributarias.  ¿Tiene sentido esto para un Estado que defiende al Trabajador?  Y lo segundo,  ¿Tiene sentido luego de ver la feroz reforma tributaria?,  al parecer no es así.
El Poder Público debe funcionar como una orquesta donde cada quien interpreta su partitura de forma armoniosa con lo que ordena el Director, de esa misma forma los Poderes Ejecutivo,  Legislativo,  Judicial,  Ciudadano y Electoral,  deben ir en función únicamente de proveer a los ciudadanos que les otorgaron esas facultades,  vía pacto social,  de los bienes de la vida,  pero eso se ha desvirtuado,  desvirtuando con ello el Derecho como medio para alcanzar una  vida feliz.
Hoy en día solo es una lucha de dos bloques y en entre ellos está la sociedad viéndose cada vez más acorralada.  Pero el Derecho ofrece vías,  que hay que respetar  y que pueden representar alternativas reales para controlar a nuestros gobernantes y llevar a cabo proyectos de la envergadura del Arco Minero,  sin lesionar a nadie. 

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